El Quijote, anotaciones de un lector 10

Jorge Luis Contreras

Capítulos 26 y 27…

Don Quijote es un hombre libre porque puede elegir entre una forma de locura u otra, según el héroe caballeresco que sirva de modelo para llevarlo a la exageración del penitente que reza un millón de avemarías. El hombre ordinario que ha decidido subir se queda a sufrir su destino mientras Sancho, mensajero, desanda la ruta buscando el Toboso. Los fantasmas del pasado asechan en la forma del barbero y el cura que intentan salvar al Caballero de la Triste Figura que no necesita redención. Recuerdo un viejo poema mío.  Este:

DEFENSA DE LA LIBERTAD

Defender la libertad.

De los lobos y de

los que hacen concesiones;

de los que sólo sueñan

y de los que anhelan nada.

Defender la libertad.

De los que la niegan,

de los que la ofrecen a sorbos

con mil condiciones,

de los que creen no necesitarla,

de los que se atreven a perderla.

Defender la libertad

de los que la ponen en venta

y de los que se creen compradores, de los timoratos,

de los temerarios.

Defender, por principio, la libertad

de ser, de soñar, de errar y rectificar.

Defenderla de los absolutos

y de los relativistas.

De los simplistas

y de los, hasta el infinito, complicados.

Barbero y cura disfrazados, consiguen arrancar al Roto el final de una historia de traición y de amor que quedara inconclusa en capítulos anteriores. Lo de siempre: un poderoso que quita al inferior la única oveja que poseía.  Solo que esta vez la oveja parece haber querido el rapto. A los que hemos pensado en  la imposibilidad de que Cervantes haya escrito las sencillas Novelas ejemplares y el extraordinario don Quijote nos viene un punto en contra: este incrustado relato parece de novela ejemplar.

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