Ernesto Sabato, un clásico de la literatura argentina

La literatura despide a uno de sus íconos populares. El escritor Ernesto Sabato murió la madrugada del 30 de abril, a los 99 años, en su casa de Santos Lugares.  Autor de “El túnel”, “Sobre héroes y tumbas” y “Abaddón el exterminador”, entre otras obras, también fue uno de los rostros emblemáticos del regreso democrático en Argentina, al encabezar la Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas).

Lejos de asumir un rol incontrastable, el autor de la trilogía de novelas “El Túnel” (1948), “Sobre héroes y tumbas” (1961) y “Abbadón el exterminador” (1974) fue un escritor y un ser humano polémico, cruzado por sus propias contradicciones, presentes en algunos de sus personajes literarios.

“Nunca me he considerado un escritor profesional, de los que publican una novela al año.  Por el contrario, a menudo, en la tarde quemaba lo que había escrito a la mañana”, declaró una y otra vez para referirse a esa obra que marcó las generaciones del 60 y 70 y se desdibujó cuando sus ojos comenzaron a fallar, para ser reemplazada por la pintura.

En 1984 recibió el premio Miguel de Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana.  Fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979.  En 1975 obtuvo el Premio de Consagración Nacional en Argentina y un año más tarde se le concedió el Premio la Mejor Novela Extranjera en Francia, por Abaddón el exterminador.  Luego, en 1977 Italia le otorgó el premio Medici y al año siguiente le otorgaron la Gran Cruz al mérito civil en España, y en 1979 fue distinguido en Francia como Comandante de la Legión de Honor.

Ernesto Sabato sufrió durante años una fuerte depresión y pasó sus últimos días recluido en su domicilio, sin escribir prácticamente pero pintando, su segunda vocación artística, que siempre supo compaginar con la literatura. “La razón no sirve para la existencia”, afirmaba. No quería que se le encasillara en ninguna tendencia literaria: “Tengo con la literatura la misma relación que puede tener un guerrillero con el ejército regular”.  Sabato afirmaba creer en el hombre, “a pesar de ser el animal más siniestro”.  “La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, hay que morirse”, se quejaba.

Con información de: Diario El Clarín, El País y Escritores.org

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