Mi lectura del Quijote, segunda parte 19 y 20

Jorge Luis Contreras

degrain-da-munoz-don-quixote-and-sancho-panza-discuss-the-combat-with-the-windmillsNo puede nadie sustraerse del embrujo quijotesco.  Cuatro lo ven, y cuatro reciben en el espíritu la enigmática noticia de que enfrente tienen un esqueleto de alma robusta, a un austero derrochador de sueños, a un pobre que reparte liberal su amable mirada, profunda, total.

Los cuatro van a una boda.  El hidalgo es ahora otro invitado del evento singular que reúne a la más bella de la región y al más rico.  Dos seres sencillos que han escalado a la cima en las categorías que valen para esta unión, o mejor aún, dos de tres implicados en un dibujo amoroso perenne y prosaicamente predecible.

Mientras caminan los seis hablan cuestiones estériles.  Sancho y sus refranes, don Quijote con sus correcciones y puritanismos, el bachiller y el licenciado semienfrentados por semánticas pueriles.  De repente el debate deviene en contienda.  Como siempre se pasa de las palabras a las espadas. Las discusiones por religión o política han sido siempre promotoras en los mundos poco diplomáticos de rencillas elevadas que se incrustan en vehículos simples. En fin, dos amigos pelean; dos amigos se reconcilian; dos son más amigos porque pelearon. Hicieron esto solo para darle razones a Sancho que se hará más refranero.

En las vísperas de la boda: las amenazas eternas.  Don Quijote está atento a los gritos melifluos de ignorantes que anuncian belleza mayor que la de su Dulcinea. El impertérrito no lo es tanto.  Pero hay comida.  Mucha.  Sancho calla y come.

Se danza.  Se teatraliza.  Se está alegre.  Quijote y Sancho ven, como lo hacemos todos, según nuestra noble o vulgar condición.  Hay poesía, amor, interés.  Todos  parlantes de un drama tenso que gana la liberalidad.

Sancho va por el vencedor.  Esto es: no por Basilio, el débil del triángulo.

Una vez más el hidalgo conmina a Sancho a que calle.  Solo lo logra con la comida que proviene de la generosidad del novio.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *