Historia de un Letrero, relación con la clase

Daniela De Luca *

La relación que encuentro entre este cortometraje y la clase es: el poder que tienen las palabras; es decir, el poder de la escritura.

Escribir no es cualquier cosa; como el nombre de esta clase lo dice, escribir es un arte. Dichoso aquel que la domine porque llegará lejos.

Se puede dar el mismo mensaje con diferente elección de palabras, pero las que se escojan tienen que ser aquellas que llamen más la atención del lector. Un simple “tenga compasión, soy ciego” da el mismísimo mensaje que “hoy es un bello día y no puedo verlo”, pero el segundo es más profundo, más melancólico, más poético… llama mucho más la atención, y como muestra el video, proporciona mejores resultados.

Saber escribir no es saber utilizar un lápiz o un teclado, es saber escoger las palabras adecuadas y escribirlas correctamente. Es por eso que insisto en que la escritura es un arte. Comunicar un mensaje lo hace cualquiera; escribir algo de manera que llame la atención, que venda o que llegue al corazón de las personas, solo puede hacerlo un artista. Y no digo que nadie más que el artista pueda escribir, me refiero a que el que sabe escribir es un artista.

Entonces… ¿Es artista el publicista? Por supuesto que sí, tal y como lo es el periodista, el columnista, el cantautor, o el autor de un libro. Todas estas personas escriben con la única intención de llamar la atención del lector, a modo de que este escoja leer sus escritos. Si el título no es llamativo, no tendrá público; si con él se llega al corazón de la personas o se despierta su curiosidad, se tendrán muchísimos lectores (o clientes, en el caso de la publicidad y la música).

Un ejemplo perfecto de lo que es poseer el don de la escritura es nuestro paisano Ricardo Arjona. ¿Por qué? Porque son sus palabras las que nos enamoran tanto de sus canciones. Es su capacidad de transmitir mensajes de la manera más bella lo que ha originado su éxito.

Por eso es tan necesario aprender a escribir efectivamente. Hay que aprender no solo la ortografía o la gramática (que son súper importantes para que el texto sea comprensible), sino también a dirigirse al público porque es así como se llega a sacar el mayor provecho del escrito: despertando la curiosidad del lector, persuadiéndolo o tocando su corazón.

* Daniela De Luca es alumna de la Licenciatura en Educación y Emprendimiento, curso:  El arte de la escritura efectiva, primer semestre.