Edgardo Dobry, El País
Ensayo. México tiene una rica tradición de ensayo literario: Alfonso Reyes y José Vasconcelos, Octavio Paz y Carlos Monsiváis practicaron el género en una amplitud de registros e hibridaciones con la crónica, la autobiografía o el diario personal. El novelista Gonzalo Celorio (México, 1948; Tres lindas cubanas es su última ficción, en Tusquets) reúne en este libro nueve ensayos breves donde laten todas esas variantes: la memoria en ‘Mis libros’ y la crónica familiar en ‘Un río español de sangre roja’, en el que se bosqueja un entrañable recuento del exilio español en México. ‘Julio Cortázar, lector’ parte de las visitas a la biblioteca del escritor argentino, que se conserva en la Fundación Juan March de Madrid; ‘Gabriel García Márquez y la narrativa de lo real maravilloso americano’ es otra excursión por las comarcas mentales de Macondo. Alejo Carpentier y Carlos Fuentes son evocados a la vez como amigos y como escritores, igual que el gran historiador mexicano Edmundo O’Gorman, a quien Celorio dedica un homenaje hecho de admiración intelectual y gratitud afectuosa. Capítulos centrales son los dedicados a sendos poetas del grupo Contemporáneos: Salvador Novo y Xavier Villaurrutia. A través del primero Celorio recorre tres épocas de la ciudad de México (y de las crónicas que las registran): la colonial, la de mediados del siglo XX, la de ahora. Con Villaurrutia nos acercamos a la figura del poeta que compone su propia genealogía y le da valor nacional. Así, los Cánones subversivos de Celorio sólo merecen ese adjetivo insurreccional en la medida en que se ajuste al tono sereno, conversado, tejido de fino sentido del humor, que conforma la seductora sustancia de estas páginas.