Julián González Gómez
La inspiración del poeta es ante todo la belleza y, a la vez, es el resultado de esta inspiración; es decir, la belleza rodea al poeta y el poeta, a su vez, la alimenta como si fuese su jardín encantado. Así es como con una mujer bella, como un jardín rebosante que alimenta y necesita ser alimentado por aquel que al contemplar su belleza se convierte en poeta.