Thelma Muratori de Wyld
Lo bello es todo aquello que me crea ilusión y me proporciona placer, lo que me lleva al deleite espiritual, que me impulsa a crear. Es la capacidad que cada cual tenga de interpretar una obra, subjetivamente, e incluso llegar a enriquecerla en la medida en que sea permitido hacerlo Pero lo bello no es igual para todas las personas, ya que algunos se rigen por criterios normativos, como resultado de un análisis a través de un proceso de conocimiento profundo sobre la materia, pero dejando a un lado las emociones que dicha obra les haya podido transmitir. Por lo tanto, la cualidad de lo bello se hallaría estrictamente en la apreciación según sus propios conocimientos sobre la materia a analizar objetivamente, y ajustándolas a las normas de un criterio preestablecido.
La belleza está asociada o ligada a la hermosura. Se trata de una apreciación subjetiva: lo que es bello para una persona, puede no serlo para otra. Sin embargo, se conoce como canon de belleza ciertas características que la sociedad en general considera como atractivas, deseables y bonitas. La concepción de belleza puede variar entre distintas culturas y cambiar con los años. La belleza produce un placer que proviene de las manifestaciones sensoriales, aunque, más allá de lo sensorial, es posible considerar algunas cosas abstractas y conceptuales como bellas. Una reflexión moral puede ser destacada como un texto bello, lo que importa en este caso es qué se dice y no cómo se dice.
La belleza puede aplicarse en términos generales o podemos optar por hablar de la representación artística en particular, de la mano del talento creativo. Se puede señalar que la belleza se ve influida siempre por un marco filosófico ya sea de manera implícita o explícita. La evidencia se expresa en la historia del arte, en los movimientos artísticos y en sus respectivas reacciones. La historia del arte, no es sólo historia de las obras, sino también de los hombres. Las obras de arte hablan de sus autores, nos introducen en el conocimiento de su intimidad y revelan la original contribución que ofrecen a la historia de la cultura. Para Platón: “La potencia del Bien se ha refugiado en la naturaleza de lo Bello”(Filevo, 65 A).
La inspiración del artista es una especie de iluminación interior, que une lo bello y lo bueno, despertando en él las energías de la mente y el corazón. Lo que cada artista logra expresar en sus obras es un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu. Por consiguiente, la misión de cada artista es que la humanidad, al entrar en contacto con las obras de arte, sea iluminada sobre el propio rumbo y el propio destino, como un instrumento útil para mostrar a las nuevas generaciones la belleza que se puede extraer a través de la bondad que nos brindan todas las cosas creadas en el universo.