Rodrigo Fernández Ordóñez
Es una publicación especial de la prestigiosa institución editorial, The Library of America. El libro, como mero objeto, es de por sí, precioso. Un volumen denso, de buen tamaño, pasta semidura, papel blanco que denota mucha calidad y un tipo de letra cómodo y elegante. La sobria portada, negra con letras blancas, recuerda a cualquier obra de Edward Hopper: un cuadrilátero color acqua, completamente vacío brilla bajo los reflectores, y a su alrededor las sillas dispuestas apenas se adivinan entre la sombra. Todo parece preparado para una pelea que va comenzar en instantes. Me recordó inmediatamente al deslucido gimnasio de la zona cinco en el que hace ya un buen par de lustros, hice mis intentos de boxear; espacio de paredes desconchadas, bancas despintadas y un poster inmenso promocionando la pelea del siglo: Alí versus Foreman, a llevarse a cabo en el mismo corazón de África, en Zaire, en 1974.
At The Fights. American Writers on Boxing, es una antología espectacular para los amantes del boxeo y de la literatura. En una colección de escritos deportivos que van desde la nota periodística hasta el verdadero ensayo literario, comparten espacio plumas tan especiales como la del mítico Jack London, el genial periodista A. J. Liebling, el genial Norman Mailer y la desconcertante Joyce Carol Oates (que por su parte tiene un maravilloso volumen titulado On Boxing, de gran calidad). Por sus páginas desfilan moles legendarias, desde los lejanos Jack Dempsey o Primo Carnera, hasta los actuales, Mike Tyson y Oscar de la Hoya, pasando por el más grande de todos, Cassius Clay, alias Mohammed Alí, y sus peldaños derrotados, Sonny Liston, Floyd Patterson y George Foreman.
Para el escéptico que corre el riesgo de perderse de esta verdadera joya de las letras, quiero apuntalar el párrafo anterior con un poco de más información de algunos de los autores de la antología:
De A. J. Liebling cabe decir que además de un periodista deportivo de altos vuelos, como lo atestiguan sus dos reportajes incluidos en este libro, privilegio que dicho sea de paso sólo se dio a unos pocos de los autores antologados. Fue corresponsal de guerra durante la segunda guerra mundial (sus artículos también han sido recogidos en un volumen especial titulado A. L. Liebling Writings, también de la Library of America y en Reporting World War II, de la misma prestigiosa institución), y como cronista de la vida europea de posguerra, incursionando incluso en el periodismo culinario. Para coronar su carrera periodística, su libro especializado en el boxeo, titulado The Sweet Science, fue declarado por los lectores de la revista Sports Ilustrated, como el mejor libro de deportes de todos los tiempos. Galardón nada despreciable.
Norman Mailer por su parte, es un escritor controversial en los Estados Unidos. Escribió una interesante novela The Naked and the Dead, publicada en 1948 sobre sus experiencias en la guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y llevó varios juicios en su país para poder imprimir la palabra Fuck, en su novela (palabra que aparece bastantes veces), y que originalmente la censura había impreso como: F***, distorsionando según él, la esencia del texto. Años después, en 1968, publicaría la novela traducida como Los ejércitos de la noche, denunciando la política represiva del presidente Nixon en contra de los movimientos antibélicos surgidos en rechazo de la guerra de Vietnam, y un libro monumental, titulado The Fight, publicado en 1975, en el que narra el legendario encuentro Alí vrs. Foreman, desde el momento de su anuncio hasta los extenuantes ocho rounds y el desplome final de Foreman luego de un demoledor uppercut de izquierda y un corto recto de derecha. En su reportaje de largo ambiente, viaja a Kinshasa tanto para ser testigo del combate, como para delinear, con su acostumbrado tono crítico, la dictadura del terrible Mobutu Sese Seko que gobernaba con mano de hierro la nación africana.
Se ha escogido también un texto de la escritora Joyce Carol Oates, un caso especialísimo de reportaje de denuncia que relaciona al deporte y las violaciones, ambos ejemplos de la más extrema violencia física. Especial también por ser el caso de una mujer que escribe, y muy bien, en un ambiente que pareciera restringido para los hombres. No es común ver a una mujer interesada en un deporte basado exclusivamente en la violencia física, pero resulta un verdadero placer su lectura, tanto del artículo como su volumen especializado en este deporte, On Boxing, en el que aborda varias facetas del deporte y sus personajes principales, en el que despuntan, como no podría ser de otra forma, las de Alí y de Mike Tyson. Nada mal para una escritora que había demostrado su alta calidad literaria con su inolvidable Memorias de una viuda, en el que de forma valiente, desnuda su soledad luego de la muerte de su esposo tras treinta y tantos años de vida compartida.
Otro autor que merece detalles adicionales es uno no muy recordado en la actualidad pero que en décadas anteriores logró un gran renombre, tanto en el mercado anglosajón como en el hispanohablante, Budd Schulberg. Autor de investigación interesado en desvelar los trasfondos de los grandes mercados del entretenimiento, escribió una interesante novela cargada de humor e ironía, titulada singularmente ¿Por qué corre Samuelillo?, en la que ahondaba en las intrigas, mafias y arreglos del mundo del cine, desnudando el mercado de Hollywood. En Más dura será la caída, noveliza la carrera del personaje real Primo Carnera, un boxeador de origen italiano, cuya carrera estuvo marcada por los arreglos de la mafia, cuyas victorias en el cuadrilátero solían apoyarse en visitas a altas horas de la noche a sus contrincantes, en paseos nocturnos para nada voluntarios de los promotores de los contrarios y revólveres brillantes en los sobacos y las cinturas lo suficientemente expuestos durante los combates como para recordar las promesas de violencia. Dentro de la antología que recomendamos, se incluyó un interesante ensayo de Paul Gallico, Pity the Poor Gigant, en el que aborda la carrera boxística de Carnera y en el que retrata su patético final en un párrafo que parece escrito en letras doradas: “He was knocked down three times in the first round, and lost his championship in the eleventh round on a technical knoutout when he was helpless, having been knocked down a total of thirteen times during the ten and a half rounds.” De Schulberg también se incluyeron, como deferencia especial a su calidad, dos de sus escritos.
Por último, para citar sólo unos cuantos y no seguir abundando en un hecho que ya consideramos probado (la alta calidad literaria de la selección), se encuentra también incluido el periodista David Remnick, actual editor de la añeja y prestigiosísima revista The New Yorker, de quien incluyeron un artículo sobre Mike Tyson, Kid Dynamite Blows Up. Remnick es autor de una espectacular biografía de Muhammad Alí, Rey del mundo, en el que hace un emocionante recuento de la vida del inolvidable boxeador desde su nacimiento hasta que le fuera retirada su licencia por negarse a participar en la guerra de Vietnam, luego de declararse “objetor de conciencia”. La biografía, narrada con un aliento que no afloja en ningún momento, también retrata las mafias y oscuros arreglos del mundo del boxeo hasta la llegada del más talentoso de los pesos pesados: el propio Alí, que obliga a refundar todo el sistema a base de su impecable técnica y altísima calidad de desempeño. Remnick fue premiado con el Pulitzer y ha escrito además dos interesantes investigaciones sobre el colapso del mundo soviético, Lenin’s Tomb, y los intentos por revivir el pasado legado imperial en Rusia, en Resurrection.
Sus editores, George Kimball y John Schulian, ambos autores de columnas deportivas también, han hecho una labor inmensa al escoger los más representativos textos del género. Y se les agradece. La suma de ensayos y artículos ofrecen una historia periférica del boxeo en los Estados Unidos con momentos emocionantes, tristes y otros inquietantes, que revelan el tejido social que subyace tras las pantallas de televisión o tras los radios de transistores que emitían las peleas en horario especial. Merece la atención, subrayar un texto de Richard Wright que roza la crónica política, High Tide in Harlem: Joe Louis as a Symbol of Freedom, que hace el recuento de la millonaria pelea que enfrentó al Bombardero de Detroit con Max Schmelling, lastimoso adalid del nazismo, que tuvo por escenario el jardín del Yankee Stadium un lejano 22 de junio de 1938. La pelea, presenciada por 70,000 espectadores estaba cargada de electricidad, tanto por los desafíos racistas de Hitler y Schmeling, como por la circunstancia obvia: “But because Joe’s a Negro, even though he has to his credit a most enviable list of victories, there have been constant warnings issued by the Bilbos and Ellenders from south of the Mason-Dixon Line as to the wisdom of allowing a Negro to defeat a White man in public. The reactionary argument ran that such spectacles tended to create in Negroes too much pride and made them ‘intractable’”, texto magnífico que nos permite recordar qué tanto hemos avanzado a fin de cuentas, en beneficio de la humanidad.
La pelea, que habría de durar un solo round y que en palabras de Wright no permitió siquiera que la gente se sentara en sus lugares, terminó con la absoluta derrota de Schmeling: “The black puppet, contrary to all Nazi racial laws, was punching the white puppet so rapidly that the eye could not follow the blows. It was not really a fight, it was an act of revenge, of dominance, of complete mastery…”, en verdad no se trató de un combate, como lo reflejan las estadísticas post-encuentro, a que son tan aficionados los estadounidenses: mientras Louis lanzó 42 golpes, 31 de ellos dieron de lleno a Schmeling, el alemán apenas pudo lanzar 2. La pelea fue interrumpida cuando Max Machon, entrenador del alemán lanzó la toalla al centro del cuadrilátero. Como resultado del combate, Louis se alzaría con el título mundial del campeón de los pesos pesados, mientras que Schmeling tuvo que irse inmediatamente al Hospital Policlínico, en donde permaneció internado los siguientes 10 días. Louis le había quebrado varias vértebras. Pero hasta esta masacre tuvo un final feliz. Posterior a la pelea, Louis y Schmeling se volvieron amigos, tanto que Schmeling pagó varios tratamientos a Louis, por sus adicciones. Fueron amigos hasta la muerte.
Para qué decir más. At the Fights, lo tiene todo, o casi todo. Es uno de los tres libros que me llevaría a una isla desierta, de acuerdo a la pregunta que se hace tradicionalmente en las entrevistas. ¿Los otros dos? Bestiario, de Julio Cortázar y Poemas de la Zona Reina, de Mario Payeras, para leer entre pelea y pelea…
El libro:
Kimball, George & Schulian, John (editors). At the Fights. American Writers on Boxing. The Library of America. New York: 2011.