Jorge Luis Contreras
Capítulos 23, 24 y 25…
Ahora los grandes temas de la literatura desfilan. Los de abajo deben callar: don Quijote ordena al escudero que guarde silencio hasta que se le permita hablar. Esa grave sentencia se puede evadir con algo de ingenio. La Literatura dentro de la Literatura: una historia de amor se nos relata. Como buena novela moderna, el cuento queda inconcluso. Es algo de ciertos amores que en sueños don Quijote creyó tener con cierta doncella que pretendía usurpar el lugar de Dulcinea. El destino: otra vez los golpes. Como siempre don Quijote los sufre; pero esta vez hay un cambio de enfoque. El hidalgo promete que escuchará a su escudero. Al que antes ordenó callar, lo asciende a consejero. Es por cuestiones legales. Sancho cree que la Santa Hermandad les ha puesto el ojo. Deben esconderse. Bellamente replica don Quijote, pero obedece. El arte al servicio del amor: el Caballero de la Triste Figura y el Roto sostienen un diálogo que se interrumpe por desacuerdos caballerescos. El Roto, loco eventual, es poeta. Los caballeros lo son. La solidaridad: don Quijote propone buscar una cura para el Roto. Si no la hay, propone llorar con él. La soledad del héroe: Sancho va con él, pero don Quijote está solo. Algo en el mundo no funciona bien.
Una revelación. El amor es una decisión. Sí. Don Quijote ya sabe que Dulcinea es una aldeana hombruna iletrada. Siempre lo supo. Entonces… decidió amarla y nombrarla señora de sus pensamientos. Su amor es, según nos dice él mismo, platónico. Ahora el hidalgo, decide emular a los caballeros sufrientes. Se aislará haciéndose pasar por loco hasta que Sancho vaya, vea a Dulcinea, le lea una carta, reciba respuesta y regrese. Si las noticias son buenas, el hidalgo saldrá del trance. Hay un chiste al final del 25. Sancho no quería ver loco a su amo, pero antes de partir pide una probadita de locura. Don Quijote se desnuda y hace una pirueta.