Jorge Luis Contreras Molina
Quijote, vas por la noche
cuajada de voces,
menguado
hasta el alma
por la voz tosca
que quedó
del esperado canto
alucinador de Dulcinea.
Otra vez ganan los malos,
otra vez a tus ojos sorprendidos
acuden solo sombras,
solo ordinarias imágenes
de lo que tú sabes
es un pensamiento diáfano
hecho de cristales y éter
que puedes asir
si cierras los ojos.
Quijote, confrontas presto
a la muerte, al diablo, al cielo.
Quijote, amas la vida,
amas el teatro,
has amado siempre
tu fama de hombre libre,
de inquisidor profano.
Defiendes con armas y flores
a tu creador,
a tu manco fecundo
que a su imagen te hizo.
Demonios parlantes,
Muerte que es solo disfraz,
ángel que nada cuida,
emperador que es solo apariencia,
Cupido sin máscaras,
actores de autos,
todo un desfile de destinos,
todo un enjambre de reflejos,
un equívoco no más.
Cada cual a lo suyo,
todos a la senda
del devenir que es
un ir y marcharse
del gozo a la angustia
que nos juntan,
aunque las ideas
nos lleven a puertos hostiles.