El Quijote, anotaciones de un lector 15

Capítulo 41

Cuatro circunstancias quedaron sin ser contadas.  El taciturno excautivo, exhijo querido, exespañol libre… vuelve a casa.  Marchito relata su peliculesca escapatoria de la rara prisión mora, cuenta las penurias del encierro suyo, narra la separación tristísima de la conversa que abandona a su padre, añora las perdidas riquezas que traía la mora Albertina (la de Proust) devota fiel de la Virgen María. Llegaron en barco a tierras cristianas. Se dispersaron los fugitivos. Unos a buscar familia y amigos, otro –el renegado- a buscar el perdón de la inquisición.

La bellísima Zoraida y el narrador van tras el pasado de él y lejos del de ella. Don Quijote escucha circunspecto.

Entre moros y cristianos reina la intolerancia. Unos a otros se combaten, se capturan, se esclavizan. Pero el amor puede botar estas barreras. Y más hermanadora que el amor, cierta lengua fronteriza que entienden todos: fieles, semifieles e infieles. A Cervantes lo salva la existencia de este idioma. Sin él su relato realista tendría baches evocadores de la mejor literatura fantástica.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *