Jorge Luis Contreras Molina
Dormir y morir son gemelos infames, según la visión del Caballero de la Triste Figura. Don Quijote hace coplas, Sancho duerme. Las afrentas persiguen a los héroes. No les dan respiro. Ahora son atropellados por una piara que los humilla más allá de cualquier humillación posible. Don Quijote sabe que son solo ecos de su derrota. Debe sobrellevar la situación. Sancho tiene dudas al respecto.
Mientras don Quijote canta sus desvelos a una luna elidida y Sancho duerme desvergonzadamente, llega la mañana. Y llega también un pequeño ejército muy bien armado. Los compañeros son capturados y obligados a la inquietud del silencio.
La historia va de reversa. En procesión, los cautivos son llevados al castillo del duque. El narrador nos corta en el sesenta y ocho. Promete explicaciones en el sesenta y nueve.
Altisidora ha muerto. O parece que ha muerto. Hay un teatro. Hay música. Sancho es coronado. Con una de espinas; afrentosa.
Comienza la representación. Altisidora puede resucitar. Juegan los duques. Sancho debe participar en una ceremonia para que suceda. Una secuela de la liberación, aún pendiente, de Dulcinea. También depende de los golpes que debe darse Sancho.
Ocurre la representación. Dulcinea espera, pero Altisidora vive. Y vive para reprochar al hidalgo su desdén y para agradecer al escudero su nueva vida.
La vida es teatro. Solo una representación de los anhelos más grandes y de las miserias más viles. Llueve incertidumbre sobre el lector.
Todos mienten. En el setenta el autor nos explica los entramados. Hasta Sansón Carrasco tiene que ver con los sucesos de la madrugada. Todos quieren sanar a don Quijote. Aunque el duque no pierde ocasión para reír un poco. La sencillez de Sancho es un feliz insumo para los maquiavélicos planes de los abundantes burladores.
Altisidora explica, surrealista, su estancia, semimuerta, en las puertas del infierno. Diablos jugadores de pelota, libros en lugar de pelotas, tripas que salen del apócrifo para que vaya, pateado, derecho al infierno.
Don Quijote se defiende de todos (Avellaneda incluido). Vuelve Dulcinea. El discurso de don Quijote hiere a la resucitada. Desdeñada dice toda la verdad.
Ya se van del castillo. No se puede buscar aventuras. No se puede pelear lindas batallas. Gachos los ánimos, se dejan atrás, y muy lejos, los resproches. Muy a su manera, Sancho nos ha mostrado que tiene por su Teresa un amor muy grande. Para que no dañe al portador, este debe mantenerse ocupado. Consejos de un simple.