Jorge Luis Contreras
La Sierra Morena está lejos dormida en el sueño del Quijote que ha hecho de sus experiencias motivos para soliloquios y recuerdos. La Sierra Morena es el juez del pasado que amenaza al mentiroso escudero tartamudo presuroso y escapista indigno.
Ya que no hubo primer encuentro del escudero con la señora Dulcinea, ahora que el hidalgo pretende renovación de votos se nos revelan locuras nuevas que están más allá de las pretéritas.
Ya sale el hidalgo del pueblo. Con engaños Sancho lo lleva al bosque para que espere su ansiada cita con la señora de sus pensamientos.
Sancho lleva mandato del psicólogo y brujo. Debe observar los gestos de la dama y reportar.
A pocos metros el rusio se detiene. Sancho se cuestiona en monólogo ingenioso y profundamente analítico. Resuelve: a) que don Quijote está loco, b)que Sancho, también, un poco, c) que las visiones extrañas han sido muchas y pueden fabricarse a conveniencia…
Desfilan tres aldeanas, marchan cien mentiras sanchescas y se turba el corazón hidalgo. El teatro está montado. Pero don Quijote nada ve. Solo realidades. Solo la verdad. Es desdichado porque los encantadores –dice- gobiernan su vida y lo privan del grato encuentro añorado largamente.
En lugar de bendiciones dulces recibe pestilencia hombruna.