Bicentenario de Charles Dickens, un genio clásico que sigue vigente

Clarín

Retrató, en novelas complejas y al mismo tiempo populares, la miseria y la pobreza.

En una fábrica de betún para calzado, cerca de la que hoy es la estación de trenes Charing Cross, de Londres, Charles Dickens comenzó a trabajar. Pegaba etiquetas en las latas por 6 monedas a la semana. Aunque era un hijo de la clase media, su padre se pasó la vida de deuda en deuda, hasta que por la época en que Dickens comenzó a trabajar, a los 12 años, estaba preso justamente por éso: por no pagar sus deudas.

Dickens nació en Landport, Portsmouth, el 7 de febrero de 1812, hace exactamente 200 años. Su padre trabajaba en una dependencia naval y él era el menor de ocho hermanos. En 1817 la familia comenzó un largo periplo, hasta que en 1822 llegaron a Londres, la neblinosa ciudad en la que John, su padre, termina en la cárcel de Marshalsea. Charles se mantenía con lo que ganaba en la fábrica y además ayudaba a su familia, que vivía en la cárcel junto al padre.

Hasta los 9 años, Dickens no había recibido ninguna educación formal, fue casi un autodidacta, si se exceptúa su paso por una escuela privada, pero pasaba el tiempo leyendo: fue un lector voraz, especialmente de libros como Robinson CrusoeDon Quijote .

Las cosas parecieron comenzar a mejorar cuando su abuela materna murió y dejó una herencia de 250 libras. Pero Elizabeth, su madre, pretendía que Charles continuara con su trabajo en esa fábrica de betún. Es decir, en condiciones de humillación, de casi esclavitud. Era la vida miserable que podía esperarse de esa sociedad victoriana de comienzos del siglo XIX.

En 1827 comenzó a escribir crónicas judiciales, aprendió taquigrafía y consiguió su primer empleo como cronista parlamentario. Dickens tuvo una leve tentación por el teatro, pero finalmente lo ganó, de manera contundente, la escritura. Fue reconocido en Londres como un gran cronista y por esos años publicó las primeras entregas de “Los papeles póstumos del club Pickwick”. En 1836 se casó con Catherine Thompson, con la que tuvo diez hijos. Se separó de ella después de 20 años de matrimonio, con un enorme escándalo.

Pero mucho antes, la fama de Dickens traspasaba las fronteras. Tuvo, entre otras habilidades, la de hacer que sus novelas, complejas, fuera populares. La publicación por entregas en medios gráficos de Oliver Twist, con esa enorme descripción de la pobreza y los suburbios de Londres, el relato de un niño huérfano con la brutalidad como único horizonte, fueron claves. Después llegaron Nicholas NickelbyEl almacen de antigüedades, en la que la protagonista es una niña rodeada de gente siniestra. Dickens comenzó a viajar –a Estados Unidos, entre otros países– y poco después escribió Cuentos de Navidad. Entre 1849 y 1850, publicó David Copperfield.

El mundo celebra los 200 años de su nacimiento. Dickens, que murió el 9 de junio de 1870, sigue siendo uno de los escritores de lengua inglesa más leídos. Entre los homenajes, uno de los que más hay que festejar es la reedición de Dickens. El observador solitario , de Peter Ackroyd, que Edhasa publicará en marzo.

Charles Dickens cumple 200 años

Europapress

Charles Dickens

La editorial Austral ha recuperado dos clásicos de Charles Dickens coincidiendo con el 200 aniversario del nacimiento del autor. Se trata de Los documentos póstumos del Club Pickwick, primera obra del novelista, y David Copperfield, considerada su obra más autobiográfica.

Los documentos póstumos del Club Pickwick catapultó al autor a la fama con sólo veinticuatro años. Publicada por entregas entre 1836 y 1837, las andanzas y despropósitos relatados en esta divertida historia se convirtieron no sólo en una de las más logradas obras del autor, sino también en un mordaz retrato de la época.

Por su parte, el poso autobiográfico que Charles Dickens dejó enDavid Copperfield, una de sus obras más importantes, convirtió este libro en el más cercano a su corazón. David, como Dickens, vivió una infancia feliz leyendo y asistiendo a la escuela, hasta que su suerte cambió. La trasmutación íntima de ambos, protagonista y autor, fue compleja y sutil, y aunque ficción y realidad no siempre coinciden, las desdichas de la niñez, el trabajo en la abogacía, la condición de escritor y varios personajes responden a la experiencia personal de su autor.

Dickens (Portsmuth, 1812 – Gadshill, 1870) ha llegado hasta nosotros como el autor más importante e influyente de la literatura victoriana. Sus obras y su peripecia personal, íntimamente relacionadas, plasmaron no sólo el pulso social de su época, también el terrible estado moral de una sociedad atrapada en la desigualdad y las convenciones.

El autor inglés experimentó la miseria, el éxito popular, la cárcel, el hambre… sólo logró cumplir con el más íntimo de sus anhelos, la libertad, entregándose a la literatura. Serían las críticas entusiastas de George Gissing y G. K. Chesterton las que encumbrarían a Dickens como el autor más importante de la literatura inglesa del siglo XIX.