El Quijote, anotaciones de un lector 3

Jorge Luis Contreras

Capítulos 8 y 9…


Cervantes ha escrito una novela moderna.  Melville, Borges, Tito Monterroso… han jugado a contarnos que sus creaciones les fueron dictadas, o que las hallaron en sitios extraños, o que les llegaron de misteriosas fuentes.  Ellos solo nos trasladan lo recibido.  Resulta que Cide Hamete Benengeli es el creador de la historia que El Manco de Lepanto transmite.

Ocurrente, con la creatividad vivísima, se nos cuenta otro “error de apreciación” del héroe manchego. Esta vez, entre el final del capítulo 8, y el 9 se nos revive una fiera batalla entre un escudero y don Quijote.  Expectación, inusitada animación, valentía, temeridad, arengas, revelaciones…  Todo para que el hidalgo venza en combate singular al vizcaíno que salva la vida por la intervención de su ama que promete enviar al derrotado luchador a ofrecer sus respetos a la bella Dulcinea.

El que lee el Quijote se atreve a todo.  Aventuro unos versos.  Estos:

Yo quisiera decir

Un nombre

En medio de la sombra

En medio de la noche

Cerca de la bruma

Cerca de la espesura

Del tiempo carcelero

Cerca del nublado paraíso

Cerca de la rumba del porvenir

El santo y seña

Del que sabe su destino

Y no lo evade…

Lo escucha susurrar

Y se pone en marcha

Con su rocín y su Sancho.

El Quijote, anotaciones de un lector 2

Jorge Luis Contreras

Capítulos del 5 al 7 y medio…

Un feliz don Quijote camina de regreso a su casa.  No imagina otra vida, no es para él otra vida.  Su destino es la caballería.  Regresa solo para que sus bártulos estén completos y pueda volver a los campos.  Necesita dinero y, sobre todo, un escudero. Sancho Panza ha sido elegido.

El cura, el barbero, la sobrina y la criada se conjuran para salvar al hidalgo de su locura. Piensan que al destruir los libros se arrancará de raíz el problema.  Aquellos juegan a censores. Este sí, este no; y en la prisa las joyas de la literatura de caballería van a la hoguera.  Algunos poemarios sobreviven, además de la obra de un tal Cervantes, y la novela germen del género.  Más nada.

Don Quijote había vuelto molido por unos indignos que lo atacaron en un confuso incidente después de poner en duda la belleza de la sin par Dulcinea.  Ha sido llevado (penosamente) por un hombre que se espanta de la locura del vecino.

Cuando despierta semicurado busca sus libros.  Estos ya no están, pero en su lugar está una pared que fue levantada por un encantador enemigo del Quijote.  Original historia inventada por los censores y creída por el héroe.

Una noche don Quijote y Sancho Panza parten hacia la aventura.  No avisan a familiar alguno.  Ya están lejos cuando su huida se percibe.  Se ha iniciado la segunda (más célebre que la primera) salida.

Yo sé quién soy. Yo sé quién soy se cansaba don Quijote de decirle al vecino que lo había llevado maltrecho de vuelta a casa cuando termina malamente su primera salida.  Yo sé quién soy piensa, quizá, el ingenioso hidalgo cuando embiste a los molinos.  Frestón, el mago enemigo que le robó sus libros es sin duda el mismo que convierte a los molinos en gigantes y a los gigantes en enemigos de concreto cuyas aspas derriban al caballero.  Sancho no pudo impedirlo.  Sancho sólo vio molinos y ahora acude a ver a su caído señor.

La historia es también de amor.  Don Quijote no tendría suficiente aliento para ir contra los gigantes si no tuviera a la señora de sus pensamientos, la sin par Dulcinea.  A ella se encomienda y entonces ataca.  Ella, que no es, se vuelve más real que el día, cuando su amado la invoca desde el corazón.

Los caballeros andantes no pueden quejarse, es contra su naturaleza.  Ni de la caída, ni de la falta de lanza (se hizo pedazos con el molino).  Habrá una encina y de ella una rama se hará lanza testigo de las muchas hazañas que a los compañeros les esperan en el Puerto Lápice.

Los molinos ya son historia.

El Quijote, anotaciones de un lector

Jorge Luis Contreras

Capítulos del 1 al 4…

El artilugio, amazonkindle; la propuesta, una lectura (por placer) del Quijote.  Me salto los permisos y las dedicatorias.  Si pudiera escribiría “a lo Borges”; pero bien sé que estas anotaciones ven la luz, más bien, como fragmentos.

Ya don Quijote se nos ha presentado, ya sabemos que está seco del cuerpo y del cerebro.  Entendemos que las novelas de caballería hicieron su efecto, pero (ahora aventuro) él tenía, pienso, un espíritu predispuesto.  El libro (los libros) solo halló al hombre adecuado.

Ya se autonombra, ya bautiza lo que de aquí en adelante serán sus preciosos bienes espirituales y materiales. Y va, asustado (los locos también se asustan), a buscar su destino.

El primer equívoco, la fortaleza con alcaide, música, truchas, candeal y doncellas; que no es más que una venta con ventero, silbato de castrador de cerdos, abadejo, pan y rameras.

Don Quijote come.  Come.  Grotesco (o tierno) no tiene peto ni espaldar; pero conserva la gola y la celada (no se la pueden quitar y así debe comer y descansar).

No hay cordura capaz de tanto honor, no hay sensatez que pueda ser tan constante, que pueda persistir tanto. Ahora nuestro hidalgo se ha empeñado en lograr que se le ordene caballero.  Si al principio se le sigue la corriente, el acto se apresura luego cuando la locura se vuelve peligrosa para los otros huéspedes de la posada que se acercan al bebedero donde don Quijote vela sus armas.  Se abrevian las cosas.  Media vela basta y ya el ventero y sus ayudantes hacen el ritual.  Don Quijote es caballero.  Yo quisiera saber qué sintió cuando su gallardía y honor adquirieron legalidad.

Ya parte de la venta.  El destino le da su primera tarea caballeresca.  El niño golpeado vilmente es solo aparentemente salvado por el hidalgo.  Los hombres no tienen honor, son avaros, mentirosos, ventajistas… Don Quijote parte con la idea de que ha hecho bien su tarea (niño salvado, Dulcinea honrada, hombre escarmentado… Todo en su sitio).