Archivo de la categoría: Historia del Arte
El surrealismo y la escultura de Picasso
Thelma Muratori de Wyld
Dada la necesidad de identificarlos, se suele ligar a un pintor con un estilo y se tiende a pensar y reconocerlo solamente de esa manera. Los genios de la pintura eran capaces de pintar anticipándose a estilos que solo siglos después se hicieron populares o rescatando pinceladas de pintores muertos.
Los surrealistas exigían que el subconsciente fuera la inspiración artística por la que se guiaban, mientras que Picasso con frecuencia se burlaba del lenguaje de sus teóricos. El surrealismo de París, con André Breton a la cabeza, siempre consideró a Picasso uno de los suyos, donde el subconsciente actúa como un motor de la creación, como una subordinación concreta al grupo, a la que, por otra parte, Picasso siempre se resistió. Picasso opinaba que él permanecía en la realidad y que no era surrealista, porque se esmeraba en no perder de vista la naturaleza, que lo que perseguía era la semejanza, más real que la realidad, para alcanzar lo surreal y que el concepto de surrealismo había sido utilizado de forma distinta.
Para algunos críticos, parte de la producción de Picasso de 1925 a 1936 corresponde al surrealismo. Como ejemplo se puede citar La danza (1925), que marcó el inicio de una serie de pinturas originales envueltas en un espacio opresivo, distorsionando la anatomía hacia un mundo onírico. La relación con Olga Koklova, cuya mentalidad burguesa chocaba con el carácter de Picasso, generó una agresividad que, enseguida, se tradujo en su pintura.
En 1925 pintó La danza, donde utiliza procedimientos del cubismo sintético dejándose llevar por el frenesí del baile que sugieren una violencia irracional. La enorme vitalidad de Picasso le lleva a concebir, casi simultáneamente, imágenes de mujer muy distintas: a raíz de su relación con Marie-Therèse Walter, una joven rubia de formas redondeadas, produciendo una serie de retratos inspirados en ella, con colores muy vivos, en los que concede una especie de vitalidad orgánica autónoma a distintas partes del cuerpo, en una interpretación sensual también afín al surrealismo, como El sueño.
Por lo tanto, si bien a Picasso se le reconoce, junto con Braque, como precursores del cubismo, no se le puede reducir la libertad creativa hacia una visión futurista que más tarde se introduce en un nuevo y reconocido estilo.
Asimismo, Picasso investigó sobre nuevas posibilidades escultóricas. Un esfuerzo considerable le supusieron los diversos proyectos para la humanización del espacio con un Monumento a Apollinaire (1928), donde trata de definir el espacio mediante perfiles de alambre, como si la escultura fuera una especie de dibujo en el espacio, lograr integrar el material y el espacio a través de formas reales con formas imaginarias dejando espacios abiertos. Ello supone una inversión absoluta de los valores tradicionales de la escultura como arte, en donde el problema de la escultura de armonía o equilibrio se supera, es decir, la desaparición de la masa y la solidez.
Valoración de la obra de arte
Thelma Muratori de Wyld
A lo largo de la Historia ha variado lo que se considera lo más importante a la hora de valorar una obra de arte, configurándose así las distintas tendencias historiográficas de la Historia del Arte. A finales del siglo XIX surge la primera de las grandes corrientes historiográficas de la Historia del Arte, el Formalismo, en el que se defiende el arte como forma, frente a las tendencias idealistas anteriores que entendían la obra de arte como una experiencia sentimental. Para esta corriente, el arte se da a través de una forma, por lo que tiene una importancia decisiva en su análisis y estudio. Los principales miembros fueron los de la Escuela de Viena: Riegl o Wölfflin, en Francia F. Focillon.
Entre los siglos XIX y XX, en que se desarrollan la Iconografía y la Iconología, como oposición al Positivismo y al Formalismo, cuyo objetivo es el significado de la obra de arte, ocupándose la Iconografía del estudio del origen y desarrollo de los temas figurados que aparecen en las obras de arte. La iconología lo que hace es penetrar en su significado. Sin excluir el aparato formal, en el análisis se trata de establecer en la obra tres niveles de interpretación: a) identificar lo representado, mediante una descripción de los elementos que la integran; b) identificar el tema y sus valores simbólicos o alegóricos, analizando su origen y variación a lo largo de la Historia; c) identificar el significado, las ideas o valores que el autor trata de transmitir. Sus principales representantes son: E. Panofsky, E. Gombrich y R. Wittkower.
A partir del Materialismo Histórico, desde el Marxismo, se vincula la obra de arte con la estructura económica, social, cultural, política, etc., dando lugar a la Sociología del Arte, cuyos miembros más conocidos son Arnold Hauser, y P. Francastel. La obra de arte está ubicada en el contexto histórico, para lo que se tomará en cuenta las circunstancias que la hicieron posible en cada época, y así poder entenderla completamente en la actualidad: el mecenas, el público a la que iba dirigida, las circunstancias históricas y políticas en las que se originó, la ideología predominante al momento de su creación, su posible intención propagandística, etc.
Posteriormente, ante la sensación de que el análisis de la obra de arte no estaba aún completo, surgen corrientes como la Psicología del Arte, que se deriva de dos tendencias: la que incide en la psicología del autor, que explica la obra a partir del carácter, de la inspiración o de los avatares del artista; y la que se preocupa de la psicología del receptor, entre los que podemos citar a Rudolph Arnheim y su “Teoría de la percepción”.
También el Estructuralismo tiene un papel importante en la interpretación de la obra de arte, trasponiendo al lenguaje del arte el mismo proceso de análisis que se aplica con cualquier tipo de lenguaje comunicativo, la distinción entre un significante (la obra en sí) y un significado (su aportación temática). W. Benjamín, Mukarovsky y N. Goodman, son los que hacen la mayor aportación desde esta perspectiva.
Se puede decir entonces, que cada una de estas corrientes historiográficas ha realizado importantes aportaciones, ya que han contribuido enormemente a enriquecer el análisis de la obra de arte, aunque se pueden llegar a complementar estos puntos de vista con otras tendencias.
Peter Cobb nos habla acerca del seminario “El artista como emprendedor”
El 27 de febrero tuvimos la visita de Peter Cobb, coautor del libro “The profitable artist”, a la Universidad Francisco Marroquín. Peter es Coordinador de Proyectos Especiales en la NYFA – New York Foundation for the Arts.
En el enlace al video que aparece a continuación, Peter Cobb platica con Luis Figueroa, acerca de los proyectos que lleva a cabo en la NYFA y de lo que sería el seminario internacional en el que participaron 70 artistas, provenientes de México, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Guatemala.
El seminario internacional “El artista como emprendedor”, realizado en Guatemala del 28 de febrero al 3 de marzo, fue organizado en conjunto por la NYFA, el Departamento de Eduación – UFM, el IGA, La Fototeca y Alfred University de Nueva York.
Curso libre “Dibujo artístico”
Curso libre “Introducción a la Curaduría”
Seminario “El artista como emprendedor”
Curso libre “Edad Media: época de luces y sombras”
Las caricaturas y dibujos animados, como medios de comunicación
Thelma Muratori de Wyld
La caricatura se originó en el norte de Italia a finales del siglo XVI y se utilizaba para retratar a los turistas que visitaban la zona. La caricatura es la técnica artística que realiza personajes de personas exagerando los rasgos más representativos de éstas, aunque debe siempre mantener el parecido con la persona para no perder la utilidad.
Hay dos tipos de caricatura: la literaria y la gráfica, aunque ambas comparten las mismas características:
1) La voluntad de ridiculizar al personaje.
2) La deformación, exageración o desproporción como medio para llegar al fin.
3) La selección de los rasgos caricaturizados, que es el resultado de lo que el autor mira, sea dibujante o escritor. Ellos seleccionan los rasgos más sobresalientes para someterlos más tarde a una transformación. Podemos decir que la caricatura es también opinión, que unas veces puede agradar y otras desagradar.
Para crear una caricatura literaria se pueden utilizar muchos recursos: 1) La hipérbole, que consiste en exagerar la característica de una persona o cosa. 2) La comparación, que consiste en establecer relaciones de semejanza o parecido entre varios elementos. 3) La metáfora, que consiste en sustituir un elemento por otro con el cual tiene un cierto parecido. 4) La animalización, que es atribuir a las personas rasgos animales.
En la caricatura gráfica existen tres elementos esenciales: a) El parecido, porque si no se puede decir quien se supone o qué es, no funciona. b) Sin alguna forma de exageración, lo que se tendrá es un retrato, por lo tanto debe de haber cierto alejamiento de la exacta representación. c) El artista debe tratar de decir algo del sujeto, un juego sobre su personalidad por medio de la expresión o lenguaje corporal.
Una caricatura decente ha de parecerse al sujeto, exagerada en varios grados y decir algo sobre el mismo. Resulta bastante difícil enseñar a dibujar caricaturas, ya que es más sobre observar qué hace a esa persona frente a ti única y su interpretación personal de lo que se exagera para un efecto humorístico. Probablemente, los caricaturistas ven a alguien en la calle con una cara increíblemente particular que puede consistir en una boca grande, orejas puntiagudas o nariz grande, es decir, fuera de lo normal. Si se compara con otra persona “normal”, la diferencia se basa en la percepción que da un empuje para una caricatura. Por eso es importante “ver” para llegar a lo verdaderamente caricaturesco, aunque la habilidad para ver no surge de un día para otro. Así pues, dibujar caricaturas va más sobre el desarrollo de la vista y habilidades de observación para averiguar lo que hace única una determinada cara y exagerarla.
También está el dibujo animado, que mucha gente ha disfrutado por muchos años. Al principio relataban historias sencillas y la voz era remplazada por una pista con música y algunos sonidos: una risa, alguien tocando una puerta, etc. Las imágenes eran planas ya que los efectos de luz y sombra eran muy básicos. Actualmente las imágenes son tridimensionales con multitud de efectos en el color, las sombras y efectos de movimiento que dan la sensación de volumen y profundidad, incluso algunas hechas con computadora.
Conforme pasó el tiempo y se perfeccionaron los métodos de fotografía, así también aumentó la complejidad de las mismas caricaturas y sus historias, se hacían desde los cortometrajes que duraban unos cuantos minutos, hasta los que llegaban a durar más de una hora, a los cuales se les llamaban largometrajes, con música, efectos de sonido y diálogos entre los personajes. Pero en la actualidad se mezcla todo en una sola pista en el mismo rollo, donde todas las imágenes se han dibujado y fotografiado cuadro por cuadro. En cada caricatura hay la suficiente cantidad de cuadros para llenar un segundo y dar el efecto continuo de movimiento en la animación, lo cual requiere alrededor de 15 o 20 cuadros por segundo.
Entonces, es importante pensar en todo el trabajo que han hecho muchas personas: dibujantes, editores, los que producen la música y efectos de sonido, los que prestan sus voces (algunos trabajan más de 8 horas diarias), y la gran cantidad de horas y dinero gastado para producir una película de dibujos animados.
La caricatura es la interpretación intencional, cómica o alterada de una persona o grupo buscando un parecido físico. Tiene también una serie de objetivos: hacer pensar, reír, criticar, educar, informa o agradar. En cambio, los dibujos animados, cuentan una historia a través de una serie de cuadros para dar efecto continuo de movimiento en la animación y entretener al público. Ambas dependen del ingenio y la creatividad del artista o dibujante, y en el caso de los dibujos animados, de la cantidad de personas que intervienen en su realización. Además, son un medio de comunicación muy efectivo para la sociedad.
La belleza y la obra de Arte
Thelma Muratori de Wyld
Lo bello es todo aquello que me crea ilusión y me proporciona placer, lo que me lleva al deleite espiritual, que me impulsa a crear. Es la capacidad que cada cual tenga de interpretar una obra, subjetivamente, e incluso llegar a enriquecerla en la medida en que sea permitido hacerlo Pero lo bello no es igual para todas las personas, ya que algunos se rigen por criterios normativos, como resultado de un análisis a través de un proceso de conocimiento profundo sobre la materia, pero dejando a un lado las emociones que dicha obra les haya podido transmitir. Por lo tanto, la cualidad de lo bello se hallaría estrictamente en la apreciación según sus propios conocimientos sobre la materia a analizar objetivamente, y ajustándolas a las normas de un criterio preestablecido.
La belleza está asociada o ligada a la hermosura. Se trata de una apreciación subjetiva: lo que es bello para una persona, puede no serlo para otra. Sin embargo, se conoce como canon de belleza ciertas características que la sociedad en general considera como atractivas, deseables y bonitas. La concepción de belleza puede variar entre distintas culturas y cambiar con los años. La belleza produce un placer que proviene de las manifestaciones sensoriales, aunque, más allá de lo sensorial, es posible considerar algunas cosas abstractas y conceptuales como bellas. Una reflexión moral puede ser destacada como un texto bello, lo que importa en este caso es qué se dice y no cómo se dice.
La belleza puede aplicarse en términos generales o podemos optar por hablar de la representación artística en particular, de la mano del talento creativo. Se puede señalar que la belleza se ve influida siempre por un marco filosófico ya sea de manera implícita o explícita. La evidencia se expresa en la historia del arte, en los movimientos artísticos y en sus respectivas reacciones. La historia del arte, no es sólo historia de las obras, sino también de los hombres. Las obras de arte hablan de sus autores, nos introducen en el conocimiento de su intimidad y revelan la original contribución que ofrecen a la historia de la cultura. Para Platón: “La potencia del Bien se ha refugiado en la naturaleza de lo Bello”(Filevo, 65 A).
La inspiración del artista es una especie de iluminación interior, que une lo bello y lo bueno, despertando en él las energías de la mente y el corazón. Lo que cada artista logra expresar en sus obras es un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu. Por consiguiente, la misión de cada artista es que la humanidad, al entrar en contacto con las obras de arte, sea iluminada sobre el propio rumbo y el propio destino, como un instrumento útil para mostrar a las nuevas generaciones la belleza que se puede extraer a través de la bondad que nos brindan todas las cosas creadas en el universo.