Jorge Luis Contreras
Capítulo 7
Dos planos. Real es el llanto del ama que ve como se precipita su señor hacia la tercera desventura. Real también su razón que ha dado hasta para proveer de la más rigurosa dieta al antes molido señor llegado de la segunda. Sansón es joven y, como el león -piensa, muy al inicio- que podrá con la empresa de impedir la inminente salida del hidalgo.
Imaginación pura es el coloquio de Sancho y don Quijote. Dichos y tergiversaciones empalman la famosísima charla con las posturas sustentadas en los libros del hidalgo y los mil refranes del panzón. Don Quijote no desea negociar. Sancho quiere sueldo, el hidalgo no puede ceder porque eso no está en los textos caballerescos.
Sansón, ahora asesorado por el cura y el barbero tiene preparada la trampa. Ni la sobrina ni el ama sospechan hacia dónde va la labia del bachiller que, en lugar de hacer entrar en razón al loco, lo precipita hacia el viaje que, percibimos, no tendrá regreso. Se habla de testamentos, se anuncian escuderos haciendo fila para pedir el trabajo, se dan abrazos de Judas a mitad de la noche. Ya vemos las sombras caminantes. La rechoncha con la bolsa del dinero, la escuálida y gigante con los ojos enternecidos por la aventura.